Las medidas sanitarias y el distanciamiento social, implementadas por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, aceleraron los desarrollos tecnológicos.
Las medidas sanitarias y el distanciamiento social, implementadas por la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, aceleraron los desarrollos tecnológicos.
En El Salvador, al igual que en la región Centroamericana, los comercios pequeños, medianos y grandes se vieron en la obligación de interactuar más con los consumidores finales, en busca de restablecer la cadena de fabricación, venta y distribución de bienes y en su caso, de servicios.
Esto no quiere decir que antes de marzo 2020, no existieran desarrollos tecnológicos nativos en El Salvador en el sector de tecnología y finanzas; sino que, la lentitud a la que la región estaba acostumbrada, en materia FinTech y de Inclusión Financiera, tuvo un avance en virtud de la conversión de tiendas tradicionales a su versión e-commerce. Además, la aparición y proliferación de agregadores, pasarelas depago, recibimientos de pedidos de forma digital, entre otros, pero especialmente, a la pérdida de temor por parte del consumidor de utilizar los medios desmaterializados para efectuar y satisfacer sus necesidades de consumo con plataformas creadas de forma sencilla que ofrecen rapidez en los servicios solicitados mediante la interfaz web.
Lo anterior, nos acerca a un ecosistema digital propicio para los desarrollos FinTech; pero, sobre todo, al aumento de la Inclusión Financiera de los sectores que por la naturaleza de su ubicación, falta de acceso a internet, a un dispositivo Smartphone o la sola preferencia manifestada en la desconfianza para los nuevos procesos digitales, impedía un correcto o completo desenvolvimiento de los proyectos empresariales y modelos económicos nacionales.
El Salvador ya cuenta con la Ley para Facilitar la Inclusión Financiera, que regula lo pertinente respecto de la emisión del dinero electrónico y la responsabilidad de las sociedades que lo proveen, depósito en cuentas de ahorro con requisitos simplificados, protección de datos, etc.; una Ley de Firma Electrónica recientemente reformada que permitirá mejoras en la eficiencia de los negocios, y coadyuvará a la tan ansiada Inclusión Financiera, acercando a los sectores no bancarizados, servicios tales como microcréditos y/o transferencia y pagos de dinero (pagos y remesas) sin la necesidad de asistir físicamente al local del proveedor de supreferencia.
Asi mismo, la aprobación de la Ley Bitcoin, que otorga poder de acceso y uso a dicho activo intangible, proporciona una herramienta para el crecimiento del ecosistema FinTech.
Esta ley, se convierte en un elemento dinamizante para el aumento de los usuarios y de transacciones digitales sin precedentes, abriendo el catálogo de bienes y servicios que pueden ser ofrecidos a las personas bancarizadas o no bancarizadas, potenciando la inclusión financiera y el acercamiento de servicios tecnológicos y financieros a los segmentos de la población que por cualquier causa, no estaban familiarizados con la tendencia mundial a la desmaterialización y descentralización de la intermediación financiera.
Como región estamos sumergidos en retos ante las implementaciones de las nuevas ampliaciones tecnológicas, la regulación de la integridad financiera, ciberseguridad y protección de datos personales, desafío que deberá ser abordado continuamente y desarrollado en la medida del crecimiento y desarrollo de los proyectos Fintech que por su naturaleza son dinámicos y cambiantes.